Net y Tiago tenían que pensar en algo. Y deprisa. En efecto, cuando llegaron a la prisión donde Net pensaba encontrar a Pe, fueron rodeados por una decena de guardias armados hasta los dientes. En ese momento Tiago pensó en su amigo Momo Sissoko que, siendo un valeroso combatiente, habría podido ayudarlos. Pero desafortunadamente no estaba. De todas formas Tiago tomó coraje y marchó hacia los guardias más cercanos, pero fue parado por Net apenas antes de golpear a un guardia. “Párate” dijo Net “Nos conducirán a Pe”. Y así se hicieron capturar.
Fueron conducidos a la torre y fueron encerrados en una celda fría y muy oscura. En cuanto las guardias salieron de la celda, apareció el hada. “¿Habéis cogido la llave?” dijo. “Sí, está aquí” respondió Net. “Pues bueno, usadla para salir de aquí y luego id a liberar a Pe; está encerrada en el último piso de esta torre”. Antes de desaparecer, el hada dejó a los dos seres una espada por cabeza, en caso de que tuvieran que combatir.
Mientras tanto, algunos pisos más arriba, Pe estaba buscando un modo para huir de la celda. De golpe entró Morgan: “Es inútil buscar una escapatoria. Es imposible salir de aquí. Eres demasiado importante, no puedo dejarte escapar.” “¿Por qué?, ¿qué tengo tan especial?” dijo Pe. “Tú eres la llave que me llevará al Palacio del Sol; tú tienes un alma pura, melancólica y triste que permite acceder al Palacio del Sol”. Entonces entendió el porqué de lo que había visto en el espejo del duende. Era su subconsciente, que deseaba el Palacio. Morgan soltó una carcajada. Luego cogió a Pe por el brazo y, escoltado por dos guardias, descendió la torre y entró en una sala muy grande. Estaba constituida por una nave central sostenida por cuatro columnas en estilo gótico y por dos naves laterales. “Obra de los enanos” dijo Morgan, viendo los ojos maravillados de Pe. Recorrieron toda la sala hasta que llegaron a un altar donde había un espejo. “Este es el portal que conduce al Palacio del Sol: por fin he logrado encontrar un alma como la tuya; he tenido que sacrificar a muchas mujeres que di en comida a mi bestia feroz, Escolapio. Pero ahora por fin he encontrado la que me permitirá obtener el poder del Palacio del Sol.
“No tan deprisa Morgan” gritó alguien. Era Net. Con él estaba también Tiago. Habían logrado escapar de la celda con la llave. Y con las indicaciones del hada, habían logrado encontrar la sala. Ahora estaban frente a Morgan. Con él estaban también los guardias. El choque era evidentemente desigual. Pero Net y Tiago no retrocedieron. Y en efecto fácilmente lograron rechazar los ataques de los guardias. Aunque los guardias eran mayores en número, los dos amigos lograban avanzar lentamente.
“Aaaahhh” un grito llenó la sala. Era la voz de Net. Fue golpeado por una flecha lanzada por Morgan y destinada a golpear a Tiago. Net, al ver su amigo en peligro, se lanzó hacia él y se le clavó la flecha en pleno pecho. Entonces Tiago extrajo la flecha del pecho de Net y la lanzó hacia Morgan. Sin embargo, la flecha no dio en el blanco: de hecho, Morgan evitó la flecha que en cambio golpeó a Pe en la garganta. Morgan gritó a pleno pulmón. Su única esperanza de llegar al Palacio había desaparecido. En ese punto, Morgan se lanzó contra Tiago con todas sus fuerzas. El choque fue cruento. Ambos estaban animados por una furia homicida. Pero al final fue Tiago el que venció.
Inmediatamente después Tiago se echó a llorar. Había matado a su hermana y provocado la muerte de Net. Mientras Tiago estaba molido por el dolor, apareció el hada. “Ven, te llevo a casa”. Y así Tiago partió con el hada hacia el planeta donde estaban sus padres esperándolo.
Fueron conducidos a la torre y fueron encerrados en una celda fría y muy oscura. En cuanto las guardias salieron de la celda, apareció el hada. “¿Habéis cogido la llave?” dijo. “Sí, está aquí” respondió Net. “Pues bueno, usadla para salir de aquí y luego id a liberar a Pe; está encerrada en el último piso de esta torre”. Antes de desaparecer, el hada dejó a los dos seres una espada por cabeza, en caso de que tuvieran que combatir.
Mientras tanto, algunos pisos más arriba, Pe estaba buscando un modo para huir de la celda. De golpe entró Morgan: “Es inútil buscar una escapatoria. Es imposible salir de aquí. Eres demasiado importante, no puedo dejarte escapar.” “¿Por qué?, ¿qué tengo tan especial?” dijo Pe. “Tú eres la llave que me llevará al Palacio del Sol; tú tienes un alma pura, melancólica y triste que permite acceder al Palacio del Sol”. Entonces entendió el porqué de lo que había visto en el espejo del duende. Era su subconsciente, que deseaba el Palacio. Morgan soltó una carcajada. Luego cogió a Pe por el brazo y, escoltado por dos guardias, descendió la torre y entró en una sala muy grande. Estaba constituida por una nave central sostenida por cuatro columnas en estilo gótico y por dos naves laterales. “Obra de los enanos” dijo Morgan, viendo los ojos maravillados de Pe. Recorrieron toda la sala hasta que llegaron a un altar donde había un espejo. “Este es el portal que conduce al Palacio del Sol: por fin he logrado encontrar un alma como la tuya; he tenido que sacrificar a muchas mujeres que di en comida a mi bestia feroz, Escolapio. Pero ahora por fin he encontrado la que me permitirá obtener el poder del Palacio del Sol.
“No tan deprisa Morgan” gritó alguien. Era Net. Con él estaba también Tiago. Habían logrado escapar de la celda con la llave. Y con las indicaciones del hada, habían logrado encontrar la sala. Ahora estaban frente a Morgan. Con él estaban también los guardias. El choque era evidentemente desigual. Pero Net y Tiago no retrocedieron. Y en efecto fácilmente lograron rechazar los ataques de los guardias. Aunque los guardias eran mayores en número, los dos amigos lograban avanzar lentamente.
“Aaaahhh” un grito llenó la sala. Era la voz de Net. Fue golpeado por una flecha lanzada por Morgan y destinada a golpear a Tiago. Net, al ver su amigo en peligro, se lanzó hacia él y se le clavó la flecha en pleno pecho. Entonces Tiago extrajo la flecha del pecho de Net y la lanzó hacia Morgan. Sin embargo, la flecha no dio en el blanco: de hecho, Morgan evitó la flecha que en cambio golpeó a Pe en la garganta. Morgan gritó a pleno pulmón. Su única esperanza de llegar al Palacio había desaparecido. En ese punto, Morgan se lanzó contra Tiago con todas sus fuerzas. El choque fue cruento. Ambos estaban animados por una furia homicida. Pero al final fue Tiago el que venció.
Inmediatamente después Tiago se echó a llorar. Había matado a su hermana y provocado la muerte de Net. Mientras Tiago estaba molido por el dolor, apareció el hada. “Ven, te llevo a casa”. Y así Tiago partió con el hada hacia el planeta donde estaban sus padres esperándolo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario